Tal vez ahora empecemos a comprender las posibles
causas de tanta gente con discapacidad en San Rafael, tantos enfermos de riñón,
cáncer y el promedio mensual de nacimiento de 3 niños con malformaciones
congénitas.
Permitir la
reapertura de Sierra Pintada es criminal.
ESTE ESTUDIO
CIENTIFICO NO FUÈ REALIZADO POR AMBIENTALISTAS.
LA MINERIA DEL URANIO ES TOXICA, NOCIVA Y PELIGROSA PARA EL ORGANISMO
HUMANO
* El Dr. Asaf Durakovic
La exposición a los isótopos de
uranio entraña un peligro tanto químico como toxico para el organismo humano, y ha sido extensamente estudiado desde los primeros datos en mineros de
uranio hasta la más reciente controversia del uranio empobrecido en la Guerra
del Golfo. La inhalación de polvo radiactivo con el consiguiente riesgo de contaminación
interna por U238, U234, Th230 y Ra226, ha sido bien documentada en la
literatura en estudios originados en diferentes partes del mundo (55), con una
referencia particular a la exposición a radón y sus productos filiales Po213,
Pb214, y Po214, formados en los procesos de desintegración de radón en las
minas (56). El Registro de Uranio norteamericano, financiado por el
Departamento de la Energía y gestionado por la Fundación Hanford para la Salud
Medioambiental, es responsable de tres grandes áreas médicas relacionadas con
el uranio. Este registro, fundado hace unos 20 años, definió tres grandes áreas
de registro relacionadas con el uranio: 1) la inspección de instalaciones donde
se trabaje con uranio; 2) la revisión de estudios epidemiológicos; y 3) el
depósito interno en humanos de uranio y sus productos de degradación (57).
Rutas Metabólicas del Uranio Las
primeras observaciones a comienzos del siglo diecinueve constataron la
nefrotoxicidad del uranio, con necrosis en el túbulo contorneado proximal y un
grado moderado de cambios inflamatorios y fibróticos que daban lugar a un riñón
cicatricial (65). En casos de envenenamiento no mortal, el epitelio tubular
dañado se regeneraba rápidamente (66), y desarrollaba tolerancia subsiguiente a
dosis altas de uranio (67). El epitelio regenerado era metaplásico, diferente
del epitelio normal, y el mecanismo postulado de tolerancia fue la incapacidad
de los compuestos de uranio de interaccionar con células tubulares renales
(68). Los efectos tóxicos se observaron
también en hígado (69), en sistema nervioso central (70), y en sangre (71).
El hecho clave, que llevó los estudios sobre uranio al más alto nivel de
atención científica, fue el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Se produjo
la mayor investigación experimental sobre cualquier toxico realizada en tan
corto período de tiempo (72), que se llevó a cabo como parte del Proyecto
Manhattan. El Centro de Investigación de la Universidad de Rochester se
concentró predominantemente en estudios de inhalación de polvo de uranio,
mientras que diversos proyectos de investigación en la Universidad de Chicago
estudiaron las rutas metabólicas del uranio y su toxicología tras ingestión o
administración parenteral en varios modelos animales y en voluntarios humanos
(73). Los estudios animales se llevaron a cabo tras administración oral,
intravenosa, o intraperitoneal, aplicación en el ojo y la piel, y tras inhalación.
Existen tres grandes rutas de contaminación interna por uranio: 1) sistema
gastrointestinal; 2) piel y heridas; y 3) transferencia transalveolar por
inhalación a la corriente sanguínea.
Toxicidad química La
toxicidad del uranio como metal pesado se ha estudiado extensamente durante dos
siglos. El parámetro principal en la evaluación de su toxicidad era la
mortalidad y DL50 a distintas dosis en administración única o en función del
tiempo. Otros parámetros ampliamente estudiados incluyen tiempo de
supervivencia, efectos sobre el crecimiento y desarrollo, la excreción de
uranio en la orina, depósito en tejidos y órganos y consecuencias generales y
locales para la salud. Durante el Proyecto de Manhattan, se llevaron a cabo
estudios de toxicidad aguda en diversos Centros Nacionales de los Estados
Unidos; la investigación más exhaustiva se realizó en la Universidad de
Rochester en un modelo animal (rata) con nitrato, fluoruro y tetracloruro de
uranilo en administración parenteral. La
preparación adicional de UF6 por oxidación o fluoración proporciona la base de
la combinación entre UF6 y el fluoruro de metal. El fluoruro de uranilo
demostró ser más tóxico que el nitrato de uranilo o el tetracloruro de uranio,
siendo la dosis mortal del nitrato de uranilo 2 mg/kg por vía subcutánea o 0.4
mg/kg en inyección intravenosa. Los compuestos insolubles UO2, U3O8, y UF4
demostraron no ser tóxicos por vía oral en ratas, mientras otros seis
compuestos solubles tenían una considerable. El nitrato de uranilo tuvo un
efecto más tóxico en las ratas maduras que en las recién nacidas. La toxicidad química principal se observó
en el túbulo contorneado proximal del riñón. Los experimentos en perros con
una administración oral de 0.2 mg/kg de UO2F2 soluble a 10 mg/g de UO2
insoluble, así como 0.2 g/kg de nitrato de uranilo y 0.05 g/kg de tetracloruro
de uranio, demostraron cambios tubulares en la cortical del riñón con muy poca
evidencia de necrosis. La patología renal fue un hallazgo común a diferentes
compuestos químicos de uranio administrados por vía parenteral.
La aplicación percutánea de uranio se estudió con compuestos solubles que
incluían fluoruro, nitrato, pentacloruro y trióxido de uranilo, y diuranato de
sodio y de americio. Todos los compuestos testados absorbieron a través de la
piel al torrente sanguíneo y en dosis excesivas eran capaces de producir envenenamiento
severo y muerte. Por el contrario, los compuestos insolubles de uranio, tales
como los óxidos y el tetra fluoruro, no produjeron una toxicidad significativa
al ser aplicados a la piel. Hay una diferencia considerable interespecie en
cuanto a la toxicidad cutánea de los compuestos de uranio. Los conejos son los
más sensibles seguido por las ratas, los conejillos de Indias y los ratones.
Hay una diferencia de hasta cien veces la DL50 entre conejos y ratones. El
órgano que sufre una mayor toxicidad es el riñón, con cambios semejantes a los
observados en otros tipos de toxicidad parenteral.
La aplicación del uranio en el ojo se ha estudiado como una posible vía de
entrada de uranio al medio interno del organismo vivo, dado el riesgo de
exposición oftálmica de los trabajadores de uranio. La aplicación de uranio se
realizó en la conjuntiva de conejos, conejillos de Indias, y ratas en forma de
peróxido de uranio, dióxido, tetrafluoruro, nitrato, fluoruro, diuranato de
amonio y sodio. Se produjo una lesión local que abarcó desde la conjuntivitis a
la úlcera corneal. De todos compuestos probados, las reacciones más severas se
produjeron con pentacloruro seco de uranio. En un 50% de los animales se
desarrolló necrosis del tejido periorbitario seguido de la muerte. El nitrato
de uranilo, fluoruro, y diuranato de sodio se absorbieron a través de la
conjuntiva y produjeron intoxicación sistémica. El tetrafluoruro de uranio y el
diuranato causaron intoxicación sistémica con muy poca irritación local.
La intoxicación química por compuestos de uranio tras exposición
respiratoria se ha estudiado extensamente con el objeto de establecer unos
estándares de seguridad para el control de posibles riesgos para salud
relacionados con el polvo de uranio. Estos
estudios experimentales de intoxicación por metales pesados a través de la vía
respiratoria se han realizado de acuerdo con diferentes diseños experimentales
(118).
El estudio de once compuestos de uranio en diferentes ensayos de elaborado
diseño experimental, desde el proyecto Manhattan a los más recientes, sugieren
que los compuestos solubles de uranio son definitivamente tóxicos, resultando
con frecuencia en muerte (0.2 m/m3), principalmente a causa de la toxicidad
pulmonar y renal. El polvo menos soluble, como UF4 y el mineral de alto grado,
produce relativamente poco daño renal, en un nivel de 2.5 mg/m3. El
tritaoctóxido (U3O8) no produjo ninguna toxicidad sistémica. La toxicidad, la mortalidad, y
el daño renal varían enormemente entre distintas especies. Los estudios
de toxicidad crónica en perros, ratas, conejos, ratones, y conejillos de
Indias, en los que se testó nitrato de uranilo hexahidratado, hexafluoruro,
dióxido de tetracloruro, y tetrafluoruro, no revelaron anormalidades
significativas en la administración de bajas dosis durante un año. Dos años de
exposición sí produjeron lesión renal crónica. En los cinco años de seguimiento
había evidencia de tumores malignos en pulmón, incluyendo adenomas y
adenocarcinomas (119), en su mayor parte en los estudios en perros y monos.
Toxicidad de Uranio por Radiación
El uranio natural contiene 99.28% de U238, 0.72% de U235 y 0.006% de
U234. La desintegración de uranio-238 produce thorio (Th234), que pasa a
protactinio (Pa234), y a uranio-234. La vida media física del U238 es 4.5x109
años, U235=7.1x108 y U234=2.5x105. Los isótopos de uranio y sus productos de
desintegración son emisores alfas, beta, y gamma y son fisionables espontáneamente.
El radón (Rn222), emisor alfa, uno de los productos de desintegración de U238,
presenta un peligro considerable de inhalación en las minas de uranio. El
mineral de uranio (U3O8) se obtiene de es obtenido de las minas, concentrado, y
procesado a diuranato del americio, que es fluorado y, una vez enriquecido,
puede ser utilizado como combustible en reactores y armas nucleares. El
producto secundario del proceso de enriquecimiento es uranio empobrecido. Todos
los pasos de la minería y procesamiento de isótopos de uranio se asocian con
riesgo de radiación y contaminación interna.
Las modificaciones inducidas por radiación de compuestos de uranio están
bien documentadas. El cáncer de pulmón en mineros de uranio se ha asociado con
la contaminación interna con productos (120) de desecho del uranio. Los datos de toxicología en animales de compuestos de uranio se han
utilizado para simular la exposición medioambiental de la población humana. El
perro Beagle se utilizó como un modelo apropiado de extrapolación a humanos de
la toxicidad del uranio en los órganos internos (121). También se han descrito
efectos sinergísticos entre la inhalación de uranio y el consumo de tabaco
(122).
La relación entre fluoruro de uranilo enriquecido y el daño producido al
ADN en las etapas de espermiogénesis en ratones se estudió con dosis de UO2F2
de 6mg/kg administrado por vía parenteral (123). Se encontró alteración en la
mitosis. Recientemente se ha descrito la toxicidad genética del nitrato de
uranilo que tiene un potencial efecto teratogénico en las etapas fetales del
ratón (124). Los efectos carcinogénicos de la radiación ionizante se han descrito
recientemente en un estudio que demostró un aumento del cáncer de piel
no-melanoma entre mineros de uranio (125). En un estudio alemán reciente de
trabajadores de uranio, se han descrito estadios broncopulmonares
precancerosos, lo cual implica al uranio como uno de los agentes profesionales
de carcinogénesis (126).
La susceptibilidad de padecer cáncer de la población expuesta al uranio,
evaluado por el polimorfismo genético y ensayos de reactivación del huésped en
un fenotipo mutador, indican que el uranio puede ser uno de los mutágenos que
producen reparación alterada del ADN (127). Estos resultados acentúan
la necesidad de estudios epidemiológicos adicionales para entender mejor el
riesgo de radiación en la incidencia de cáncer en la industria nuclear, específicamente
en las minas de uranio (128).
Resumen
Las
consecuencias médicas y medioambientales de la contaminación por compuestos de
uranio constituyen un requisito tanto moral como legal para controlar la
exposición al uranio en niveles por debajo de los causantes de muerte o
alteraciones patológicas, tanto por su acción inmediata como a largo plazo. El
aumento en la utilización de compuestos de uranio en la industria, y más
recientemente en la guerra, en forma de uranio empobrecido, hace necesaria una
mirada adicional a los complejos aspectos biomédicos de la contaminación
interna por uranio y sus consecuencias toxicológicas, tanto como un peligroso
metal pesado como por su peligro radiológico. Mientras que teóricamente es
posible reducir la contaminación de uranio a un nivel tan bajo como
razonablemente factible, la evidencia del creciente paso de uranio a la
biosfera, debido al uso industrial y militar, requiere un conocimiento profundo
de las propiedades físicas, químicas y toxicológicas del uranio. En el momento
actual en que los niveles van aumentando, dicho conocimiento es fundamental
para facilitar una protección frente a lesiones somáticas y genéticas. El
objetivo de esta revisión es proporcionar una visión de conjunto de las
propiedades físicas, químicas y toxicológicas del uranio como un verdadero
contaminante del medioambiente y del organismo humano. El posible papel de la
profesión médica en este campo interdisciplinar requiere el conocimiento de las
consecuencias médicas y medioambientales de la contaminación por uranio, que en
la actualidad va mucho más allá del mero interés teórico de la toxicología
convencional.
* El Dr. Asaf Durakovic es Coronel
médico del ejército USA Experto en contaminación radiactiva. Departamento de
Medicina Nuclear, Facultad de Medicina de la Universidad Georgetown, Washington
D. C., USA. - 1997 Croatian Medical Journal.
www.lavozdelatierra.com.ar
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